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Cultura popular

Patrimonio etnológico e identidad: encuentro entre generaciones

Patrimonio etnológico e identidad: encuentro entre generaciones

La valorización del patrimonio etnológico local puede tener un fuerte componente identitario; su uso y difusión puede tener varios objetivos, aunque nadie puede dudar que los antiguos oficios, los cantes y bailes tradicionales o la sapiencia rural para aprovechar los recursos que da el territorio se pueden convertir en un libro abierto de conocimiento para los jóvenes, a la vez que sirven de grato recuerdo y motivo de fiesta para los ancianos vecinos. Lanzamos la siguiente pregunta: ¿genera interés entre los jóvenes aprender sobre lo que hacían sus abuelos y cómo era la vida en el pueblo? La respuesta es sí y para muestra un botón.

La Comarca de Andorra – Sierra de Arcos esta situada en el centro de la provincia de Teruel. Una de las políticas más activas de esta comarca es dar a conocer los nueve municipios que componen su territorio entre sus propios vecinos y veraneantes. Para conseguir este objetivo, se organiza una fiesta anual que rota por los diferentes municipios denominada “La Contornada”, con el noble objetivo de dar a conocer lo mejor de cada pueblo a través de sus vecinos, la vida de sus gentes en el pasado, sus formas de expresión, sus trabajos, sus sueños, “lo mejor de su pueblo”, como forma de valorar el propio legado cultural y transmitirlo. Este año le tocó a Ejulve, y el pueblo se volcó.

En la visita se pudo disfrutar de exposiciones sobre instrumentos y usos tradicionales, se abrieron los locales de antiguos oficios y se sacaron a la calle faenas del hogar. Todo el pueblo colaboró con orgullo, desde las mujeres mayores hasta los niños de la escuela.

Lo más emocionante del día fue ver a la gente joven del pueblo implicada y disfrutando con sus abuelos de la fiesta. En definitiva, un encuentro generacional y una muestra de complicidad incomparable.

De la imaginación y del esfuerzo pueden salir actividades magníficas apoyadas en la población rural, porque los habitantes de los pueblos son los primeros que quieren dar a conocer y respetar su medio de vida.


José Manuel Salvador Minguillón.
Europe Direct CAIRE Molinos (Teruel)

Feria2

Cultura tradicional, cultura del territorio

Cultura tradicional, cultura del territorio

La cultura tradicional ha guiado la vida cotidiana de nuestros pueblos y ciudades durante siglos. Si los animales, con el paso del tiempo desarrollaron garras, plumas, velocidad o caparazones para sobrevivir a un entorno hostil, la Cultura es la mejor arma que ha creado el ser humano para adaptarse a cada entorno y perdurar. Todo el conocimiento acumulado y transmitido por generaciones de europeos y europeas en forma de valores, costumbres y creencias es el poso decantado lentamente, tras siglos de ensayos, pruebas, errores y aciertos colectivos.

A pesar de su eficacia, la Cultura evoluciona lentamente mientras que todo cambia cada vez más rápido. La vertiginosa evolución tecnológica y de las comunicaciones, junto con los procesos de terciarización y globalización económicos está transformando continuamente nuestro escenario e imponiendo formas de hacer y producir, no sometidas al juicio del tiempo. Modelos culturales, en definitiva, impuestos sin pasar por los mecanismos colectivos de depuración. Cultura sin digerir.

Los pueblos, con modelos culturales tradicionales y mayor dependencia del territorio, sufren más las consecuencias del cambio que las ciudades, acostumbradas al frenesí innovador y a la incorporación de novedades a la vida cotidiana. Aunque la vida rural posee valores en alza (tranquilidad, solidaridad, naturaleza, salud…) necesarios para una vida equilibrada, resultan secundarios frente a los actuales motores del mundo (inmediatez, competitividad, consumo…), que también presionan a la ciudadanía rural, que acaba asumiéndolos “a la urbana”, olvidando la estrecha vinculación con el territorio y la tradición que los pueblos necesariamente deben mantener. Contaminación y destrucción de ecosistemas, crecimiento del solar frente al espacio agrario, ampliación de la brecha campo/ciudad, destrucción del patrimonio o despoblación, son algunas de las consecuencias.

Por ello, urgen iniciativas que refuercen el patrimonio cultural rural, que lo actualicen sin perder el vínculo con la tierra que le ha hecho fuerte y perdurable, que respeten el valor de lo cualitativo frente al imperio uniformador del número, que visualicen su importancia en la vida colectiva para que su especificidad rural se considere en leyes y directivas generales. La diversidad europea está en juego.

Alfonso Troya

Europe Direct CEIP-La Rioja